Pocas veces me emociono realmente. Desde hace algún tiempo, parece que una pátina compuesta de años y cierta experiencia cubre mi corazón, quizá para crear un escudo que me aísle del exterior, seguramente por lo vivido, como una puerta cerrada pero a la que hay que llamar con insistencia para obtener respuesta.
Veo pasar muchas veces días y personas que se acercan y me hablan desde el cariño, el amor o el deseo. Evidentemente, una mezcla de esas sensaciones con mayor o menor hincapié en alguna; desgraciadamente, no vivimos estados puros. Y con el tiempo, me estoy dando cuenta de que prefiero experimentar dentro de lo posible, a entregarme a amar denodadamente sin una certeza de afinidad, o atisbo de una situación feliz. Pero soy capaz de hacerlo, incluso, a más de una persona al mismo tiempo. Pedir más sería complicado, una vez aceptas la idea de que hay amores eternos próximos pero no convergentes.
Ayer fue diferente. De nuevo me emocioné, en lo externo porque quedamos; en lo interno por la felicidad y sinceridad que siento siempre que estamos cerca (que no juntos) porque eso es un estado espiritual y no depende de la proximidad física.
A veces, todo sale prefecto sin preparación previa. Quizá el arte de improvisar consista en buscar la persona y el momento adecuado y dejar que el resto de las cosas fluyan, sin oponerse ni pensar que algo fallará. El resto no deja de ser parte de la sensación de darte cuenta de que nunca estás del todo sólo y que la rueda de la vida Samsara gira para todos.
Tu te vas y yo, que nunca te tuve y siempre me bastó una llamada o intercambiar unas palabras contigo para sentirme bien, acepté la idea de que el viento de la libertad, el deseo de la aventura y la necesidad de andar nuestro destino es una bendición que te toca vivir y por la que realmente me siento feliz Te admiro más si cabe, te quiero más si cabe y tengo la oportunidad de aprender sabiendo que un trozo de mi alma está luchando por hacer de este mundo algo más justo.
No todo es alegría. También te confieso que antes de dormir una lagrima rodó sobre el filo de mi espada.
Salve Earendil mi estrella, todas las bendiciones, todas mis oraciones, todo mi amor te acompañen en tu aventura.
Mel Galad
Beleg mel
EARENDIL
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