Creo en la ley del talión, y todo aquel que mata por diversión debería sufrir la misma suerte para darse cuenta del dolor que ocasiona. Este fin de semana nos vamos a Galicia a impedir el "campeonato nacional de la caza del zorro". Dicho campeonato consiste en que cientos de cuadrillas, repartidas en equipos, se lanzan a matar ( a un monte que ha sufrido en los últimos años los peores incendios de la historia) cualquier zorro que encuentren a su paso, para después recontar lo animales muertos y declarar el equipo ganador; vamos, el que más mató. Esta época para los zorritos es posterior al celo en la que las madres están embarazadas. Las cuadrillas consisten en un atajo de hijos de puta cincuentones, a veces con sus hijos y siempre con sus amigos, que o bien son la alta sociedad del pueblo o son los más pobres y, desgraciadamente, incultos que suelen acompañarles de gracia actuando como esclavos convencidos. Sus ropas técnicas, su grandes 4x4, su soberbia y esa forma de insultarnos e intentar amedrentarnos forma parte de una sociedad que contempla la muerte por sufrimiento, mantiene las clases y vive sumida en un sistema que recuerda mucho a la película Los santos inocentes. Luego, ¡faltaría más!, está la parte que pretende dialogar y alude al amor por la naturaleza que supuestamente tienen los cazadores y a su innegable contribución al equilibrio de ésta. Claro que este equilibrio consiste en que tengan las presas que quieran matar y no en el equilibrio natural de coexistencia de especies.
Otra curiosidad es que se cazan zorros porque estos matan animales que normalmente suelen matar los cazadores para divertirse y, obviamente, eso les convierte en enemigos.
Pego textualmente un textp de una web de cazadores "El zorro es, para nosotros los cazadores, el peor enemigo de nuestras queridas perdices. Los ecologistas lo disfrazan como el exterminador de topillos, ratones y lagartijas, pero lo que se come son nuestras perdices". Me pregunto si eso es amor a la naturaleza, vuestras queridas perdices suelen acabar sembradas de plomo; en el campo las queréis para matarlas. El año pasado, uno de estos cazadores abandonó a un perrito en un zarzal en el que quedó atrapado. Nosotros lo recogimos y se lo devolvimos a su dueño. Eso sí que es amor, abandonar un animal herido por no pincharte con unas zarzas para recogerlo. Y así un largo etcétera que puedes sentir en este tipo de actuaciones muy difícil de explicar.
Yo suelo ser bastante pacífico y cuando me encuentro frente a estas personas con mucho poder y nada de alma, y veo cómo actúan repartiendo vida y muerte, insultándonos y emborrachándose después de la cacería en sus cantinas, siento que vivo en un mundo muy injusto, en el que sigue sufriendo el más débil y el fuerte crea las leyes a su medida. Y juzga y mata a su medida y, en definitiva, actúa solamente para su beneficio y placer.
Si me preguntan algún día por qué lucho, solamente encuentro una respuesta: no soporto el mundo que hemos creado, me duele cuanto más miro. Hay días que me duele tanto que tengo que escoger si merece le pena seguir sufriendo o luchar para cambiarlo, y mi me doy cuenta que tenemos la responsabilidad de luchar por todos lo oprimidos que no pueden hacerlo, séan animales, personas o simplemente seres vivos.
viernes, 25 de enero de 2008
jueves, 24 de enero de 2008
A veces una corriente salvaje te arrastra a los días, a las experiencias sin tregua, a las despedidas. Siempre a la carrera, donde no encuentras tu espacio y sabes que el latido de tu corazón acelerado marca un tempo allegro ma non troppo, en el que sueles vivir.
De fondo suena, atronadora "lucha de gigantes"; hay un taxi parado, dos personas abrazadas... Y, sí, dos veces en un año un avión corta el cielo y parte de tu alma con dirección al destino... Si lo intento, si pongo mucho empeño creo que no desapareceré: Si saco los lápices y me reinvento, me pinto de nuevo, igual la luna casi llena no me atraviesa y vuelvo a tener sombra y ser yo mismo mirando al mar, y a un barco que parte con una rosa blanca bordada en el foque...
Adivino en mi corazón una nueva muesca, duele al acostarme y mis ojos se cierran llenos de agua salada en recuerdo del océano.
Mañana lucharé; hoy descanso y en mi oído derecho sigo escuchando tu voz, que me susurra que me quiere. La música pone voz a la noche...azul, líneas en el mar...
De fondo suena, atronadora "lucha de gigantes"; hay un taxi parado, dos personas abrazadas... Y, sí, dos veces en un año un avión corta el cielo y parte de tu alma con dirección al destino... Si lo intento, si pongo mucho empeño creo que no desapareceré: Si saco los lápices y me reinvento, me pinto de nuevo, igual la luna casi llena no me atraviesa y vuelvo a tener sombra y ser yo mismo mirando al mar, y a un barco que parte con una rosa blanca bordada en el foque...
Adivino en mi corazón una nueva muesca, duele al acostarme y mis ojos se cierran llenos de agua salada en recuerdo del océano.
Mañana lucharé; hoy descanso y en mi oído derecho sigo escuchando tu voz, que me susurra que me quiere. La música pone voz a la noche...azul, líneas en el mar...
miércoles, 23 de enero de 2008
Para Vivir
Recuperar el entusiasmos de la infancia por la música, los colores, el sabor, las amistades. Olvidar pretéritos daños o desilusiones, tonterías pasadas que nos hacen juzgar innecesariamente a gente que, seguramente, cambió, o situaciones que diluyeron su importancia con el tiempo ,que tanto ayuda a relativizar las cosas. Eso nos da la posibilidad de evitar conflictos, de desnudarnos de la corta visión de lo que nos ocurrió, y nos prepara para aceptar que todos tenemos una idea personal o, mejor dicho, una parte de verdad y un largo trecho por descubrir de ésta. Las vivencias nos tienen que enseñar a no equivocarnos, no a colgar letreros ni a catalogar. Si sufrimos es para aprender, no para odiar. Así, no perderemos el tiempo reviviendo las mismas situaciones
Entender que la belleza real, al igual que cualquiera de las situaciones felices,transcurren en el momento presente y, cuanta más conciencia dediquemos a éste, más disfrutaremos de las cosas positivas que nos ocurren. No podemos vivir cargando dolores pretéritos ni futuribles, pues unos ya pasaron y otros no tenemos certeza de que se cumplan. Normalmente existen muchísimas posibilidades que no contemplamos y es mejor pensar en un futuro radiante de felicidad que en una prolongación actual de nuestros problemas, que dejarán de existir en cuanto los superemos.
Tratar de no obsesionarnos por nuestras posesiones -las que tenemos y las que deseamos-, intentar entender que todo eso pasa, queda obsoleto y, sobre todo, está para disfrutar. No tiene sentido conseguir bienes si no es para vivir mejor y más felices. Muchas veces pienso que gran parte de los que manejan dinero se levantan antes del amanecer y terminan sus interminables jornadas extenuados. Voluntariamente renuncian a gran parte de sus vacaciones y acaban siendo esclavos de un sistema de vida que termina por dejarles sin tiempo para poder disfrutar el resto del infinito abanico de experiencias que tenemos a nuestro alcance.
No olvidar que las personas y los sentimientos permanecen en nuestra memoria y lo que pudimos aprender, lo que pudimos compartir y, finalmente, enseñar gracias a ellas, son el mejor legado que podemos brindar a los seres queridos que se marcharon de este tránsito. Pase lo que pase, a cualquiera de nosotros nos gustaría que nos recordaran con una sonrisa y no con una lágrima. Estoy convencido de que ese viento llegará al ser que perdimos, esté dónde esté, y todos lo buenos pensamientos que le dediquemos le servirán de ayuda, al igual que éstos nos sirven para encontrar buenos recuerdos.
Una vez superado el tiempo necesario, es imprescindible olvidar el trauma de la separación y acercarnos, no sólo a la aceptación, si no lo más cercano a la comprensión que podamos. Así, y a través del amor, estableceremos un lazo mágico que nos une con los que fueron y amamos y con los que vendrán y necesitarán recibir lo mismo. De esta forma, entramos en esa parte del engranaje de la historia (tan del mundo oriental) en la que los antepasados están presentes a través del recuerdo, el amor y el respeto.
Escribir, amar, bailar, rezar, viajar, leer, aprender, estar en contacto con la naturaleza, trabajar y enseñar con todo el entusiasmo y pasión que podamos, nos dará fuerza en medio de la tormenta, nos ayudará a reenamorarnos de la vida y de todas las cosas bellas que ocurren, independientemente de nuestro estado de ánimo. Nos ayudará a acercarnos a la felicidad plena, que sólo nace y regresa del Amor, el mayor de nuestros bienes.
Para aprender a vivir, desnúdate de tus pesares, de tus ataduras y camina convencido de que vas a conseguir todos tus sueños, un pasito, tras otro, tras otro, tras otro...
Entender que la belleza real, al igual que cualquiera de las situaciones felices,transcurren en el momento presente y, cuanta más conciencia dediquemos a éste, más disfrutaremos de las cosas positivas que nos ocurren. No podemos vivir cargando dolores pretéritos ni futuribles, pues unos ya pasaron y otros no tenemos certeza de que se cumplan. Normalmente existen muchísimas posibilidades que no contemplamos y es mejor pensar en un futuro radiante de felicidad que en una prolongación actual de nuestros problemas, que dejarán de existir en cuanto los superemos.
Tratar de no obsesionarnos por nuestras posesiones -las que tenemos y las que deseamos-, intentar entender que todo eso pasa, queda obsoleto y, sobre todo, está para disfrutar. No tiene sentido conseguir bienes si no es para vivir mejor y más felices. Muchas veces pienso que gran parte de los que manejan dinero se levantan antes del amanecer y terminan sus interminables jornadas extenuados. Voluntariamente renuncian a gran parte de sus vacaciones y acaban siendo esclavos de un sistema de vida que termina por dejarles sin tiempo para poder disfrutar el resto del infinito abanico de experiencias que tenemos a nuestro alcance.
No olvidar que las personas y los sentimientos permanecen en nuestra memoria y lo que pudimos aprender, lo que pudimos compartir y, finalmente, enseñar gracias a ellas, son el mejor legado que podemos brindar a los seres queridos que se marcharon de este tránsito. Pase lo que pase, a cualquiera de nosotros nos gustaría que nos recordaran con una sonrisa y no con una lágrima. Estoy convencido de que ese viento llegará al ser que perdimos, esté dónde esté, y todos lo buenos pensamientos que le dediquemos le servirán de ayuda, al igual que éstos nos sirven para encontrar buenos recuerdos.
Una vez superado el tiempo necesario, es imprescindible olvidar el trauma de la separación y acercarnos, no sólo a la aceptación, si no lo más cercano a la comprensión que podamos. Así, y a través del amor, estableceremos un lazo mágico que nos une con los que fueron y amamos y con los que vendrán y necesitarán recibir lo mismo. De esta forma, entramos en esa parte del engranaje de la historia (tan del mundo oriental) en la que los antepasados están presentes a través del recuerdo, el amor y el respeto.
Escribir, amar, bailar, rezar, viajar, leer, aprender, estar en contacto con la naturaleza, trabajar y enseñar con todo el entusiasmo y pasión que podamos, nos dará fuerza en medio de la tormenta, nos ayudará a reenamorarnos de la vida y de todas las cosas bellas que ocurren, independientemente de nuestro estado de ánimo. Nos ayudará a acercarnos a la felicidad plena, que sólo nace y regresa del Amor, el mayor de nuestros bienes.
Para aprender a vivir, desnúdate de tus pesares, de tus ataduras y camina convencido de que vas a conseguir todos tus sueños, un pasito, tras otro, tras otro, tras otro...
viernes, 18 de enero de 2008
EARENDIL
Pocas veces me emociono realmente. Desde hace algún tiempo, parece que una pátina compuesta de años y cierta experiencia cubre mi corazón, quizá para crear un escudo que me aísle del exterior, seguramente por lo vivido, como una puerta cerrada pero a la que hay que llamar con insistencia para obtener respuesta.
Veo pasar muchas veces días y personas que se acercan y me hablan desde el cariño, el amor o el deseo. Evidentemente, una mezcla de esas sensaciones con mayor o menor hincapié en alguna; desgraciadamente, no vivimos estados puros. Y con el tiempo, me estoy dando cuenta de que prefiero experimentar dentro de lo posible, a entregarme a amar denodadamente sin una certeza de afinidad, o atisbo de una situación feliz. Pero soy capaz de hacerlo, incluso, a más de una persona al mismo tiempo. Pedir más sería complicado, una vez aceptas la idea de que hay amores eternos próximos pero no convergentes.
Ayer fue diferente. De nuevo me emocioné, en lo externo porque quedamos; en lo interno por la felicidad y sinceridad que siento siempre que estamos cerca (que no juntos) porque eso es un estado espiritual y no depende de la proximidad física.
A veces, todo sale prefecto sin preparación previa. Quizá el arte de improvisar consista en buscar la persona y el momento adecuado y dejar que el resto de las cosas fluyan, sin oponerse ni pensar que algo fallará. El resto no deja de ser parte de la sensación de darte cuenta de que nunca estás del todo sólo y que la rueda de la vida Samsara gira para todos.
Tu te vas y yo, que nunca te tuve y siempre me bastó una llamada o intercambiar unas palabras contigo para sentirme bien, acepté la idea de que el viento de la libertad, el deseo de la aventura y la necesidad de andar nuestro destino es una bendición que te toca vivir y por la que realmente me siento feliz Te admiro más si cabe, te quiero más si cabe y tengo la oportunidad de aprender sabiendo que un trozo de mi alma está luchando por hacer de este mundo algo más justo.
No todo es alegría. También te confieso que antes de dormir una lagrima rodó sobre el filo de mi espada.
Salve Earendil mi estrella, todas las bendiciones, todas mis oraciones, todo mi amor te acompañen en tu aventura.
Mel Galad
Beleg mel
EARENDIL
Veo pasar muchas veces días y personas que se acercan y me hablan desde el cariño, el amor o el deseo. Evidentemente, una mezcla de esas sensaciones con mayor o menor hincapié en alguna; desgraciadamente, no vivimos estados puros. Y con el tiempo, me estoy dando cuenta de que prefiero experimentar dentro de lo posible, a entregarme a amar denodadamente sin una certeza de afinidad, o atisbo de una situación feliz. Pero soy capaz de hacerlo, incluso, a más de una persona al mismo tiempo. Pedir más sería complicado, una vez aceptas la idea de que hay amores eternos próximos pero no convergentes.
Ayer fue diferente. De nuevo me emocioné, en lo externo porque quedamos; en lo interno por la felicidad y sinceridad que siento siempre que estamos cerca (que no juntos) porque eso es un estado espiritual y no depende de la proximidad física.
A veces, todo sale prefecto sin preparación previa. Quizá el arte de improvisar consista en buscar la persona y el momento adecuado y dejar que el resto de las cosas fluyan, sin oponerse ni pensar que algo fallará. El resto no deja de ser parte de la sensación de darte cuenta de que nunca estás del todo sólo y que la rueda de la vida Samsara gira para todos.
Tu te vas y yo, que nunca te tuve y siempre me bastó una llamada o intercambiar unas palabras contigo para sentirme bien, acepté la idea de que el viento de la libertad, el deseo de la aventura y la necesidad de andar nuestro destino es una bendición que te toca vivir y por la que realmente me siento feliz Te admiro más si cabe, te quiero más si cabe y tengo la oportunidad de aprender sabiendo que un trozo de mi alma está luchando por hacer de este mundo algo más justo.
No todo es alegría. También te confieso que antes de dormir una lagrima rodó sobre el filo de mi espada.
Salve Earendil mi estrella, todas las bendiciones, todas mis oraciones, todo mi amor te acompañen en tu aventura.
Mel Galad
Beleg mel
EARENDIL
miércoles, 16 de enero de 2008
Brindo por la felicidad
A cambio de vivir no tenemos que pagar nada. Nuestra existencia es el único patrimonio real que tenemos. El resto, sea por lo pasajero o por nuestra propia estupidez de considerarnos por encima de las circunstancias, no deja de ser un reflejo distorsionado de lo que deseamos que, con el tiempo, desaparece.
Por pensar que realmente algo o alguien nos pertenece, olvidamos nuestra propia esencia de esclavo libre. Normalmente, el tiempo se encarga de que prioricemos cosas para darnos cuenta de que el mayor de los bienes que poseemos es la libertad.
Es la que supera el propio mantenimiento de nuestros bienes, cualquiera de las posesiones que tengamos (estoy seguro que muchos cementerios están llenos de billetes guardados para el futuro) y la auto limitación que, normalmente, suele venir impuesta por la programación social a la que estamos sometidos. Pero -eso es lo bueno- no hace falta mandarlo todo a la mierda para darnos cuenta de que lo que está ocurriendo no es si no el fruto de todos los pensamientos con los que dibujamos la realidad que vivimos. Cada vez que pienso que voy a ser feliz, fuerzo a la realidad para que así sea. Cada vez que dedico energía en esa dirección, dejo de auto compadecerme, me quito un poco de la carga emocional que, con los años, y sin su debida limpieza, va pesando mucho.
Creo que, para empezar a sumar alegrías, hay que ponerse en esa sana disposición personal de ver la belleza de este magnífico escenario en el que nos movemos y olvidarnos del papel para desnudarnos y entregarnos al amor de forjar nuestras ideas, nuestra experiencia y, por supuesto, nuestros cuerpos, para, a través del placer de compartir, acercarnos más a la situación de comprender.
Y, si no es así, por lo menos pasaremos buenos momentos. Eso, sin género de duda, nos acerca más a la idea personal de que tengo de Dios. Porque mi Dios es de puta madre, alegre, juerguista, follador… lleva flores en la cabeza, bebe como un cosaco y tiene la mirada ligeramente ida por los efluvios del vino.
Quién piense que el culto a Baco desapareció en los albores del cristianismo, que se dé un paseo un domingo cualquiera por Lavapiés y ya verá como cambia de opinión.
Por pensar que realmente algo o alguien nos pertenece, olvidamos nuestra propia esencia de esclavo libre. Normalmente, el tiempo se encarga de que prioricemos cosas para darnos cuenta de que el mayor de los bienes que poseemos es la libertad.
Es la que supera el propio mantenimiento de nuestros bienes, cualquiera de las posesiones que tengamos (estoy seguro que muchos cementerios están llenos de billetes guardados para el futuro) y la auto limitación que, normalmente, suele venir impuesta por la programación social a la que estamos sometidos. Pero -eso es lo bueno- no hace falta mandarlo todo a la mierda para darnos cuenta de que lo que está ocurriendo no es si no el fruto de todos los pensamientos con los que dibujamos la realidad que vivimos. Cada vez que pienso que voy a ser feliz, fuerzo a la realidad para que así sea. Cada vez que dedico energía en esa dirección, dejo de auto compadecerme, me quito un poco de la carga emocional que, con los años, y sin su debida limpieza, va pesando mucho.
Creo que, para empezar a sumar alegrías, hay que ponerse en esa sana disposición personal de ver la belleza de este magnífico escenario en el que nos movemos y olvidarnos del papel para desnudarnos y entregarnos al amor de forjar nuestras ideas, nuestra experiencia y, por supuesto, nuestros cuerpos, para, a través del placer de compartir, acercarnos más a la situación de comprender.
Y, si no es así, por lo menos pasaremos buenos momentos. Eso, sin género de duda, nos acerca más a la idea personal de que tengo de Dios. Porque mi Dios es de puta madre, alegre, juerguista, follador… lleva flores en la cabeza, bebe como un cosaco y tiene la mirada ligeramente ida por los efluvios del vino.
Quién piense que el culto a Baco desapareció en los albores del cristianismo, que se dé un paseo un domingo cualquiera por Lavapiés y ya verá como cambia de opinión.
lunes, 14 de enero de 2008
Comienza un tema de aproximación...
Al principio, suele dominar la situación la timidez y hay más espacio entre los dos. Buscas el ritmo y la manera de romper la línea para cambiar el ángulo y sustituir el aire por un roce, marcar, un abrazo, una acaricia, un beso, primero tímido, para dar paso al deseo. Cambia la música. Es más rítmica, caliente y, como respuesta a los estímulos externos e internos, gestionas tus sentimientos entre tu cabeza, que busca la manera de hacer las cosas; tu corazón, que o se desboca o se retira al puesto del que analiza, y el animal que, ya despierto, no regresará a su letargo mientras no sacie su hambre de cuerpo y de entregarse al desenfreno de la búsqueda del polvo perfecto. El DJ se retira...
No siempre, a veces, las menos, acompasa el desenfreno inicial por piezas románticas, por información en busca de la semejanza, por lugares, libros, experiencias compartidas y, muy a nuestro pesar, por promesas. Pero esas extrañas ocasiones se dan poco y remueven tu vida de tal forma que puede proyectarte a cualquier rincón del mundo, a dejar de ser tu mismo para sentirte incompleto, y convertirte en el viajero, en el que no está dispuesto a vivir sin la mitad y te descubres en busca de lo que encuentras o de lo que no quieres conocer. Esta es la parte del misterio que, cuando se da el milagro, produce con el tiempo placer o dolor y te permite mirar alguno de tus fantasmas a los ojos y decirle sin un ápice de duda “te amé completamente”, y continuar el camino con esa terrible y dulce certeza.
Cuando no es así -lo más probable-, en el interior algo no se despierta, un clic no se produce, como una pistola antigua que cargas, apuntas y disparas para posteriormente darte cuenta de que la pólvora estaba mojada y pasas de errar el tiro a un silencio sin víctimas que suele ser una bendición. No sientes ganas de perderte ni estás del todo feliz; simplemente, sabes que, de nuevo, regresarás al baile y, si te concentras, casi puedes escuchar música...
No siempre, a veces, las menos, acompasa el desenfreno inicial por piezas románticas, por información en busca de la semejanza, por lugares, libros, experiencias compartidas y, muy a nuestro pesar, por promesas. Pero esas extrañas ocasiones se dan poco y remueven tu vida de tal forma que puede proyectarte a cualquier rincón del mundo, a dejar de ser tu mismo para sentirte incompleto, y convertirte en el viajero, en el que no está dispuesto a vivir sin la mitad y te descubres en busca de lo que encuentras o de lo que no quieres conocer. Esta es la parte del misterio que, cuando se da el milagro, produce con el tiempo placer o dolor y te permite mirar alguno de tus fantasmas a los ojos y decirle sin un ápice de duda “te amé completamente”, y continuar el camino con esa terrible y dulce certeza.
Cuando no es así -lo más probable-, en el interior algo no se despierta, un clic no se produce, como una pistola antigua que cargas, apuntas y disparas para posteriormente darte cuenta de que la pólvora estaba mojada y pasas de errar el tiro a un silencio sin víctimas que suele ser una bendición. No sientes ganas de perderte ni estás del todo feliz; simplemente, sabes que, de nuevo, regresarás al baile y, si te concentras, casi puedes escuchar música...
miércoles, 9 de enero de 2008
Salto al renacer
Dejo de subir esta espiral que siento que no me conduce a ninguna parte. Abandono toda lógica, acallo mi parte de minotauro que ama el laberinto porque se siente seguro en su destierro. Me asomo a la única ventana que ilumina la angosta estancia y, sin pensarlo dos veces, salto. Salto con toda la fuerza de la desesperación y la locura que llevo dentro, que no es poca.
Espero que nada más que un golpe sordo para mí detenga esta caída y me desintegre en polvo espacial, y me descubro extraño y desnudo en las aguas de un río que, gélido, me devuelve acompañado de un sonido estruendoso la sensación de estar vivo. Ahora me doy cuenta de que hacía muchos años que no la sentía tan fuerte, desde que me convencí, ayudado por los grises rumores de la multitud, de la necesidad de iniciar mi ascenso.
Tardo en recuperarme del golpe del que despierto aturdido entre la incredulidad de haber sobrevivido y la extraña sensación de comprobar por mí mismo que fuera había un mundo esperándome que desconocía, había mucha gente que antes que yo saltaron al vacío. Lo más extraño de todo lo que ocurrió tras el salto no fue el fin, sino el comienzo, el renacer…
Espero que nada más que un golpe sordo para mí detenga esta caída y me desintegre en polvo espacial, y me descubro extraño y desnudo en las aguas de un río que, gélido, me devuelve acompañado de un sonido estruendoso la sensación de estar vivo. Ahora me doy cuenta de que hacía muchos años que no la sentía tan fuerte, desde que me convencí, ayudado por los grises rumores de la multitud, de la necesidad de iniciar mi ascenso.
Tardo en recuperarme del golpe del que despierto aturdido entre la incredulidad de haber sobrevivido y la extraña sensación de comprobar por mí mismo que fuera había un mundo esperándome que desconocía, había mucha gente que antes que yo saltaron al vacío. Lo más extraño de todo lo que ocurrió tras el salto no fue el fin, sino el comienzo, el renacer…
martes, 8 de enero de 2008
Abrir: Comenzar el día, el mes y el año con los sueños intactos
Cerrar: Terminar el día, el mes y el año con los sueños cumplidos.
De los cantos celestes y las sirenas mudas, sobrevivimos. Noventa días de invierno o un hemisferio me separa del Sol de verano y aún siento la energía de que lo posible está vibrando dentro. Ya no quiero vivir en los 80 y repetir las mismas frustraciones; se supone que he crecido.
Dar las gracias es la posición idónea para comenzar. Gracias por la mañana. La noche no la recuerdo y prefiero comenzar feliz. Lo que venga bueno será así, será bueno. Parece que estoy cantando la canción del un loco pero a veces hay que enloquecer para entender ciertas melodías.
Este año voy con el firme propósito de cumplir todo lo que tengo que cumplir y así, lo que consiga, me alejará más de lo inconsecuente de estar en el gris de mi capacidad que con los años mengua y de ver lo negativo dentro de lo negativo. Parece un trabalenguas pero prefiero feliz ver como todo se cumple a pensar que no, y luego, acertar en el resultado.
Después de los agradecimientos, comienzo con la canción del Pirata, que si, que no me quedan más cojones tras las vacaciones y, además, ya sabes que todos los del camino, siniestro y la adrenalina como bandera, al final, la acabamos entonando y, por supuesto, bebiendo Ron, Ron, Ron... No te enfades, Rubén, que parezca más incongruente de lo que acostumbro, que no es poco. Es simplemente que no encuentro las palabras ni el porqué exacto pero lo voy a hacer y punto ;
Yo casi consciente y con mis capacidades mentales tan mermadas, que hasta parezco una personal normal, declaro el año 2008 como el que se conocerá y pasará a la historia como EL AÑO COJONUDO, para que así figure en los sellos, las placas y donde quiera que aparezca. Si alguien es tan imbécil que necesita razones, simplemente, ni las tengo ni me hacen falta.
Que lo celebremos los 360 días que nos quedan.
De los cantos celestes y las sirenas mudas, sobrevivimos. Noventa días de invierno o un hemisferio me separa del Sol de verano y aún siento la energía de que lo posible está vibrando dentro. Ya no quiero vivir en los 80 y repetir las mismas frustraciones; se supone que he crecido.
Dar las gracias es la posición idónea para comenzar. Gracias por la mañana. La noche no la recuerdo y prefiero comenzar feliz. Lo que venga bueno será así, será bueno. Parece que estoy cantando la canción del un loco pero a veces hay que enloquecer para entender ciertas melodías.
Este año voy con el firme propósito de cumplir todo lo que tengo que cumplir y así, lo que consiga, me alejará más de lo inconsecuente de estar en el gris de mi capacidad que con los años mengua y de ver lo negativo dentro de lo negativo. Parece un trabalenguas pero prefiero feliz ver como todo se cumple a pensar que no, y luego, acertar en el resultado.
Después de los agradecimientos, comienzo con la canción del Pirata, que si, que no me quedan más cojones tras las vacaciones y, además, ya sabes que todos los del camino, siniestro y la adrenalina como bandera, al final, la acabamos entonando y, por supuesto, bebiendo Ron, Ron, Ron... No te enfades, Rubén, que parezca más incongruente de lo que acostumbro, que no es poco. Es simplemente que no encuentro las palabras ni el porqué exacto pero lo voy a hacer y punto ;
Yo casi consciente y con mis capacidades mentales tan mermadas, que hasta parezco una personal normal, declaro el año 2008 como el que se conocerá y pasará a la historia como EL AÑO COJONUDO, para que así figure en los sellos, las placas y donde quiera que aparezca. Si alguien es tan imbécil que necesita razones, simplemente, ni las tengo ni me hacen falta.
Que lo celebremos los 360 días que nos quedan.
jueves, 3 de enero de 2008
Piedras y promesas
Hay sensaciones que llevamos escritas en nuestra identidad social y encontramos en éstas la dificultad de poder esclarecer realmente qué es lo que sentimos y lo que está sucediendo. No todos los hombres son refugio, ni casa, por mucho que guardemos el anhelo de encontrar nuestro lugar en el mundo. No todo resto de fuego es amor, por mucho que la pasión disfrace la madrugada, ni los brazos que me abrazan piensan en mí como un corazón que tiembla por la emoción o por el miedo de verse desnudo de nuevo.
A veces me siento cansado buscando un parapeto de este vendaval de vida y en cualquier terreno de forma involuntaria. Mi parte de árbol busca echar raíces y hacerse fuerte y basta una piedra para construir un edificio que descubro sin tejado, o sin luz, en un perpetuo otoño.
Regresar debería ser el patrimonio de los que se marcharán para siempre. Cómo los elefantes que terminan sus días entre los restos de los que fueron y se entregan a la muerte con la sabiduría del que sabe que si tiende la mano en el lugar oportuno, alguien o algo la apretará fuerte.
Surcar el cielo implica crear camino. Si decides volar, ten en cuenta que desaparece la senda recorrida y pierdes cualquier vestigio de lo que fuiste y de los edificios donde, mudos, habitan los fantasmas de un pasado, y una persona que perdió el reflejo de si mismo buscando amaneceres y encontrando el atardecer, y una noche cerrada que no esperabas. Considérate libre para olvidar una casa que no es tu hogar y suéñate feliz con la firme promesa de encontrar un lugar de primavera alejado de la tempestad. Así se escriben las letras en el cielo que nada saben de piedras y promesas.
A veces me siento cansado buscando un parapeto de este vendaval de vida y en cualquier terreno de forma involuntaria. Mi parte de árbol busca echar raíces y hacerse fuerte y basta una piedra para construir un edificio que descubro sin tejado, o sin luz, en un perpetuo otoño.
Regresar debería ser el patrimonio de los que se marcharán para siempre. Cómo los elefantes que terminan sus días entre los restos de los que fueron y se entregan a la muerte con la sabiduría del que sabe que si tiende la mano en el lugar oportuno, alguien o algo la apretará fuerte.
Surcar el cielo implica crear camino. Si decides volar, ten en cuenta que desaparece la senda recorrida y pierdes cualquier vestigio de lo que fuiste y de los edificios donde, mudos, habitan los fantasmas de un pasado, y una persona que perdió el reflejo de si mismo buscando amaneceres y encontrando el atardecer, y una noche cerrada que no esperabas. Considérate libre para olvidar una casa que no es tu hogar y suéñate feliz con la firme promesa de encontrar un lugar de primavera alejado de la tempestad. Así se escriben las letras en el cielo que nada saben de piedras y promesas.
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