Llega un día en que rompe la tormenta, las gotas de lluvia te atraviesan como balas y terminas por desaparecer. Lo único que queda de ti son los recuerdos y no estás dispuesto a prescindir de ellos porque es lo único que sigue dando coexistencia a todo lo vivido. Muchos te matan y los encierras en un parte de difícil acceso, pero ocultos esperan a que te desnudes y abandones la armadura para presentarse ante ti, en medio de la noche o de cualquier circunstancia dura, con el mal tiempo, los domingos por la tarde o simplemente cuando dos personas se besan y te das cuenta de que no estás tan entero como pretendes aparentar y puedes engañar a todo el mundo vistiéndote de fuerza y locura. Pero,, en el fondo sigues siendo tú el que, tendido al sol, seca el corazón con los tomates, seguro que dentro de poco meteré el mío en un bote con aceite basílico y parmigiano (reggiano) para terminar haciendo con él salsa para los espaguetis. El que quiera está invitado a cenar que, seguramente, me sale de puta madre.
Últimamente no sé dónde situarme y he preferido borrarme de cualquier situación que no me atañe y en la que no quiero tomar partido porque todo me resulta demasiado doloroso. Me siento en medio de una tormenta de arena en un desierto, en el cual no encuentro más descanso que mis amigos.
La caravana partió hace un año y medio y sigo sin encontrar rumbo fijo más que el de las estrellas imaginarias que, fugaces, cruzan el horizonte, como promesas de un amanecer que no llega a producirse, pero que estoy seguro que me encontrará más fuerte. Me enseñaron que en medio de la noche es cuando las luces más pequeñas se ven desde más lejos. Enciendo mi luminaria y espero con la seguridad que here comes the sun. Y si no, tranquilo, que ya lo encontraré yo.
Marcho al mar con mi tribu. Ojalá que a mi regreso lo único que encuentre de esta civilización sea una gran fábrica de cerveza y un puñado de amigos descojonándose mientras beben.
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1 comentario:
Seguro que la cerveza y los amigos estan, que hace unas el sabado, estaremos con Pato por vuestro barrio.
Besos y ya contarás como ha sido la vuelta, dolorosa como a todos pero ya sabes, hay que seguir currado para volverse a marchar.
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