miércoles, 9 de abril de 2008

Lo que viene siendo

Me cuenta una amiga cercana, con bastante estupor por mi parte, que ayer por la mañana recibía una llamada del presidente de la empresa en la que trabaja, para comunicarle que en breve llegaría a su casa un burofax para comunicarle el despido de su puesto de trabajo. Sin más, se despide y cuelga. El delito que ha cometido es que se rompió la muñeca, fue operada de urgencias, y actualmente está en rehabilitación para recuperar la movilidad y lleva de baja unos dos meses.

Buscando información en internet sobre el tema, me encontré con un abanico de situaciones que sólo puedo calificar de espeluznantes por la catadura moral que demuestra la clase empresarial de este país y por la falta total de humanidad, que caracteriza el comportamiento de los "poderosos" y las extrañas leyes que nos tendrían que amparar.

De entre los muchos casos que aparecen, saltando (con muchos cojones eso si) los despidos a embarazadas y enfermos, el que más me llamó la atención es el de un mujer (cómo casi siempre) llamada Georgina Grau, que tras sufrir el derrumbe de su vivienda en el Carmel, es despedida de su trabajo por ir unas horas a identificar de entre los escombros lo que quede de sus objetos personales. Ya que no te queda nada, te dejo sin trabajo, así te busques la vida y no me pongas esa cara mustia, mujer...

Situaciones así, se están repitiendo diariamente, y las sufrimos profesionales contratados. Miedo me da pensar, las circunstancias supuestamente laborales en las que se tienen que ver esos llamados sin papeles, que se han construido las viviendas de la especulación, seguramente a golpe de látigo, y plantan y recogen gran parte de los alimentos que llegan a nuestros mercados.

¿Cuantas españas hay actualmente? ¿La de los indigentes/sin papeles, la de los trabajadores abandonados a la generosidad, el carácter, y la impunidad de los empresarios? ¿Y luego? ¿La otra? ¿La de la clase dirigente que se rompe una uña en un gran almacén y son capaces de ganar un juicio con compensaciones millonarias? La respuesta es muy clara: una es la España de los esclavos, que pagan impuestos, ivas, ibis, suelen cobrar un sueldo miserable y su libertades (la de respirar y poco más) vienen reguladas por la leyes comunes. Y otra, es la de los señores (como en el medievo) que hacen lo que se les canta y si tienen que cambiar algo se cambian las leyes, tal y cómo hizo Berlusconi al cambiar la ley de que prohibía al presidente del un holding de comunicaciones ocupar el cargo de primer ministro.

La historia de nuestros derechos, laborales, humanos y en particular la de los desgraciados que venimos siendo explotados desde hace milenios, no cambia demasiado en la actualidad. Para mí, la principal diferencia es que en el XVII, siempre te quedaba la opción de retarte en duelo y dejar al susodicho hijo de la gran puta con un palmo de acero entre pecho y espalda.

En la actualidad estás supeditado a un juicio por lo laboral que, en el mejor de los casos, exigirá tu reincorporación a la empresa, en la que te harán la vida imposible (moving), o una indemnización de 45 días por año trabajado. Lo que es igual a que el que tiene dinero perpetuará su voluntad, mientras el resto seguiremos sufriendo todo tipo de abusos amparados por la ley.

Puestos así, sólo me queda pedir penas de cárcel para empresarios que no respeten los derechos humanos de los trabajadores, pero para eso deberíamos saber cuales son los derechos humanos. Eso si que sería difícil de delimitar en un mundo cómo el que hemos creado.

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