martes, 12 de febrero de 2008

Una forma de crecer es renunciar

La situación de renunciar a algo o alguien, al camino que nos muestra y un destino que no es certero pero fácilmente imaginable, porque ya lo vivimos de alguna forma, porque ya apostamos y perdimos. No retorno a caminos andados, que la personalidad se reafirma y cuando no tienes resortes para mantenerte firme y dominar el animal, la mejor opción es no estar, evaporarse y brindarle a la vida la oportunidad de mostrarte otro camino, otra persona o simplemente otra forma de querer más cercana, más parecida a la que tu ser tiene cuando se viste o, mejor dicho, se desnuda de amor.

Y de tanta poesía, callejismo fandango y cañita a la luz de la guitarra, de tanto andar y andar a corazón abierto, amores nuevos, viejos y demasiadas despedidas, empiezo a amar la copla. Igual es que la armadura resulta que es una cota de malla y en el fondo sigo caminando desnudo, buscando una luz que aveces titila a lo lejos o se me muestra fugaz, seguramente fruto de alguna ensoñación momentánea porque al seguirla, siempre es más rápida que mi paso.

Y cambias el rumbo, pero cuando no sabes dónde quieres ir, no llegas a ninguna parte, que suele ser el punto de partida donde, paralizado, sueñas con atardeceres en el mar en una cárcel de cemento que te rodea y proyecta una sombra sobre tu alma con nombre de ciudad, con nombre de mujer, con el deseo en la boca.

Buscas nuevos altares que silencien la sin razón y otros olores, otras miradas florecer como el almendro y pintar un matiz blanco en un desierto gris en llamas, y permaneces al antojo del destino mientras vislumbras de nuevo un brillo fugaz que sigues sin certeza ninguna de su existencia pero, real o no, es la única luz que ofrece el horizonte.

1 comentario:

Wolf dijo...

Ya sabes lo que pienso, Hipo...

Tal vez este tampoco era tu camino... sino otro callejón sin salida. Tal vez no era la estrella a la que seguir...sino otra estrella fugaz.

A veces, es mejor estar solo que caminar siguiendo los pasos de otro que no sigue nuestro rumbo y que solo nos desvían con cantos de sirena.