martes, 3 de junio de 2008

A veces, me pregunto qué estarás haciendo, dónde te escondiste, si te mojó la lluvia, si fuiste feliz o dedicaste el tiempo a poner cada ladrillito en su sitio, a puntualizar la realidad.

A veces, me pregunto de dónde eres, si estarás cerca, si te conozco o si pasaste alguna vez a mi lado, quizá en un viaje; un solo instante bastó, un olor, una mirada, algo que gritaba al inconsciente y quedó a la espera del reencuentro.

Dejé de pensar que fueras única, que aparecerías justo antes de desaparecer en el precipicio para tenderme la mano. A mí me tocó compartir más, conocer más gente.

Puede que por mí mismo o por liberarme del pasado, puede que por ceñirme a lo irreal del ‘por cojones’ o porque en esta película tomes la dirección que sea, hay experiencias comunes, paso obligado para cualquier caminante.

Te enfrentarás a un dictador, a tus miedos, te verás sólo y una parte de ti nunca terminará de creer lo que ocurre, conocerás el amor y la soledad, la alegría y la tristeza, la salud y la enfermedad, la vida y la muerte...

Y ese guión, que tanto cambia al personalizarse, que tantos matices adquiere, que tanto ignoramos, nos mantiene alejados y desconocidos en esa parte escondida que unas veces se levanta con ganas de buscarte y otras se abraza a los besos regalados para que no pase tanto tiempo naufrago en el mar sin unos brazos que me acojan, por mucho que, al día siguiente, siga buscándote en el mismo lugar, dentro de el mismo sueño.

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