miércoles, 3 de septiembre de 2008

Nadie conoce a Nadie.

Nadie es como te voy a llamar, no porque sea tu nombre, sino porque no quiero que puedan relacionarte. Tienes 3 años y parece que te sacaron de un cuento de las mil y una noches, no sólo por lo bonita sino por tu procedencia; la genética pesa.

Tus padres son del continente africano de un país muy cerquita de Marruecos. Ninguno de los dos alcanza los 35 años. Tienes 2 hermanos, uno más pequeño que no llegará a los dos años y otro más grande de siete. Me contaste que tu padre está de viaje y que tenías muchas ganas de que regresara. Yo lo conozco y sé a que se dedica. Creo que el viaje durará cuatro años tres meses y un día. Lo llaman una yeyé en jerga taleguera, pero con la condicional seguro que cuando cumplas 5 años podrá, si es un poco listo, dormir en casa y verte de vez en cuando.

Tu padre un día me contó que llegó a España en un barco cargado de muerte y espanto y que pagó por el pasaje lo que ganaba en un año en su país. Viajó con otras 20 personas, de noche, y a la carrera acabó en Madrid en un bus de madrugada, sin papeles ni dinero para mantenerse. Me contó que de ilegal ganaba 500 euros al mes y las gracias (para mantenerse él y enviar dinero a su familia), por trabajos sin contrato ni corazón. Nunca faltaron los hijos de puta que se aprovechan de la miseria ajena para hacer su fortuna. Al tiempo, conoció en la calle a compatriotas y la posibilidad de ganar 10 veces su mensualidad. Adivina el curro...

Luego trajo al resto de la familia, escolarizó a sus hijos y siguió buscándose la vida sentado en una de las muchas terrazas de la zona. No pretendo justificar a nadie ni animar a delinquir al que cobre un sueldo miserable, pero tampoco pretendo decorar la realidad, esto es lo que hay y a bocajarro lo cuento.

Ayer me contaste eso en la puerta de un garito a las 12 de la noche mientras jugábamos a pintar encima del capó de un coche. Tenías lo ojos llenos de sueño y tu madre estaba medio pedo dentro con tu hermano abrazado a su cadera.

Por un momento me entraron ganas de llevarte a mi casa darte de cenar y meterte en la cama a dormir, que es lo que una nena de tres años tiene que estar haciendo a esa hora.

Por un momento, pensé que vivimos en un sistema de mierda, que seguramente te alejaría de tus padres por tu bien y así terminaría de quitártelo todo, tu país y tu familia, pero eso creo que te causaría a posteriori más daño que otra cosa.

Por un momento, me entraron ganas de darle un bofetón a tu madre (no es la primera vez que le ruego que se valla a casa a acostar a sus hijos) y pedirle cuentas por algo en lo que no tengo nada que ver, pero detesto tanto la violencia como la injusticia

Me fui llorando a casa con un beso de Nadie estampado en la cara y la tristeza de imaginar su vida futura, ojalá (OH ALÁ) que me equivoque.

Esta mañana me levanté con el sabor amargo que hace que te sientes delante del ordenador y busques palabras para explicar una situación inexplicable y entender un mundo que no comprendo y lo peor, cuando me encuentro con estas situaciones, no se que hacer para mejorarlo.

Seguramente la persona que más piensa en Nadie ahora mismo esté paseando en un patio sin horizonte. Seguramente tú, princesa, no entiendas la mayoría de las cosas que te ocurran, pero no te preocupes. Tengo 32 años más que tu y tampoco las entiendo...

Muerto de pena

Christian

2 comentarios:

Sansoncita dijo...

Que perra es la vida para muchos ñaca, y que poco lo valoramos a veces, que aunque algunos tengamos salarios de mierda, y en eso me incluyo, al menos nos da para comer y dormir caliente, viajar, tomar cañas y algún que otro exceso pequeño.

nadie dijo...

Entonces dile al Calamaro que en México lo espero desde hace muchos años y que ya pronto nos veremos.
(Aunque sea con el pensamiento se lo dices)
:P